viernes, 15 de octubre de 2010

jueves, 14 de octubre de 2010

miércoles, 13 de octubre de 2010

lunes, 11 de octubre de 2010

domingo, 10 de octubre de 2010

sábado, 9 de octubre de 2010

En el camino de Emaús



Para leer el texto bíblico:

Luc.24.13. Y he aquí, dos de ellos iban el mismo día a una aldea llamada Emaús, que estaba a sesenta estadios de Jerusalén.
Luc.24.14. E iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido.
Luc.24.15. Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos.
Luc.24.16. Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen.
Luc.24.17. Y les dijo: ¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué estáis tristes?
Luc.24.18. Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días?
Luc.24.19. Entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo;
Luc.24.20. y cómo le entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte, y le crucificaron.
Luc.24.21. Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido.
Luc.24.22. Aunque también nos han asombrado unas mujeres de entre nosotros, las que antes del día fueron al sepulcro;
Luc.24.23. y como no hallaron su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visión de ángeles, quienes dijeron que él vive.
Luc.24.24. Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron.
Luc.24.25. Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!
Luc.24.26. ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria?
Luc.24.27. Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.
Luc.24.28. Llegaron a la aldea adonde iban, y él hizo como que iba más lejos.
Luc.24.29. Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos.
Luc.24.30. Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio.
Luc.24.31. Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista.
Luc.24.32. Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?
Luc.24.33. Y levantándose en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos,
Luc.24.34. que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón.
Luc.24.35. Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan.

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viernes, 8 de octubre de 2010

Jesús es sepultado



Para leer el texto bíblico:

Jua.19.38. Después de todo esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero secretamente por miedo de los judíos, rogó a Pilato que le permitiese llevarse el cuerpo de Jesús; y Pilato se lo concedió. Entonces vino, y se llevó el cuerpo de Jesús.
Jua.19.39. También Nicodemo, el que antes había visitado a Jesús de noche, vino trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras.
Jua.19.40. Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús, y lo envolvieron en lienzos con especias aromáticas, según es costumbre sepultar entre los judíos.
Jua.19.41. Y en el lugar donde había sido crucificado, había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el cual aún no había sido puesto ninguno.
Jua.19.42. Allí, pues, por causa de la preparación de la pascua de los judíos, y porque aquel sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús.

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Las bodas de Caná



Para leer el texto bíblico:

Jua.2.1. Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús.
Jua.2.2. Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos.
Jua.2.3. Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino.
Jua.2.4. Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora.
Jua.2.5. Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere.
Jua.2.6. Y estaban allí seis tinajas de piedra para agua, conforme al rito de la purificación de los judíos, en cada una de las cuales cabían dos o tres cántaros.
Jua.2.7. Jesús les dijo: Llenad estas tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba.
Jua.2.8. Entonces les dijo: Sacad ahora, y llevadlo al maestresala. Y se lo llevaron.
Jua.2.9. Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de dónde era, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo,
Jua.2.10. y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; mas tú has reservado el buen vino hasta ahora.
Jua.2.11. Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.
Jua.2.12. Después de esto descendieron a Capernaum, él, su madre, sus hermanos y sus discípulos; y estuvieron allí no muchos días.

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La ascensión



Para leer el texto bíblico:

Luc.24.1. El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas.
Luc.24.2. Y hallaron removida la piedra del sepulcro;
Luc.24.3. y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.
Luc.24.4. Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes;
Luc.24.5. y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?
Luc.24.6. No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea,
Luc.24.7. diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día.
Luc.24.8. Entonces ellas se acordaron de sus palabras,
Luc.24.9. y volviendo del sepulcro, dieron nuevas de todas estas cosas a los once, y a todos los demás.
Luc.24.10. Eran María Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo, y las demás con ellas, quienes dijeron estas cosas a los apóstoles.
Luc.24.11. Mas a ellos les parecían locura las palabras de ellas, y no las creían.
Luc.24.12. Pero levantándose Pedro, corrió al sepulcro; y cuando miró dentro, vio los lienzos solos, y se fue a casa maravillándose de lo que había sucedido.
Luc.24.13. Y he aquí, dos de ellos iban el mismo día a una aldea llamada Emaús, que estaba a sesenta estadios de Jerusalén.
Luc.24.14. E iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido.
Luc.24.15. Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos.
Luc.24.16. Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen.
Luc.24.17. Y les dijo: ¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué estáis tristes?
Luc.24.18. Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días?
Luc.24.19. Entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo;
Luc.24.20. y cómo le entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte, y le crucificaron.
Luc.24.21. Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido.
Luc.24.22. Aunque también nos han asombrado unas mujeres de entre nosotros, las que antes del día fueron al sepulcro;
Luc.24.23. y como no hallaron su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visión de ángeles, quienes dijeron que él vive.
Luc.24.24. Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron.
Luc.24.25. Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!
Luc.24.26. ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria?
Luc.24.27. Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.
Luc.24.28. Llegaron a la aldea adonde iban, y él hizo como que iba más lejos.
Luc.24.29. Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos.
Luc.24.30. Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio.
Luc.24.31. Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista.
Luc.24.32. Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?
Luc.24.33. Y levantándose en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos,
Luc.24.34. que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón.
Luc.24.35. Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan.
Luc.24.36. Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros.
Luc.24.37. Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu.
Luc.24.38. Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos?
Luc.24.39. Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.
Luc.24.40. Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies.
Luc.24.41. Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer?
Luc.24.42. Entonces le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel.
Luc.24.43. Y él lo tomó, y comió delante de ellos.
Luc.24.44. Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.
Luc.24.45. Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras;
Luc.24.46. y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día;
Luc.24.47. y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.
Luc.24.48. Y vosotros sois testigos de estas cosas.
Luc.24.49. He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.
Luc.24.50. Y los sacó fuera hasta Betania, y alzando sus manos, los bendijo.
Luc.24.51. Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo.
Luc.24.52. Ellos, después de haberle adorado, volvieron a Jerusalén con gran gozo;
Luc.24.53. y estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo a Dios. Amén.

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miércoles, 6 de octubre de 2010

domingo, 3 de octubre de 2010

Misión de los doce



Para leer el texto bíblico:

Mat.10.5. A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis,
Mat.10.6. sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
Mat.10.7. Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado.
Mat.10.8. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.
Mat.10.9. No os proveáis de oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos;
Mat.10.10. ni de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de calzado, ni de bordón; porque el obrero es digno de su alimento.
Mat.10.11. Mas en cualquier ciudad o aldea donde entréis, informaos quién en ella sea digno, y posad allí hasta que salgáis.
Mat.10.12. Y al entrar en la casa, saludadla.
Mat.10.13. Y si la casa fuere digna, vuestra paz vendrá sobre ella; mas si no fuere digna, vuestra paz se volverá a vosotros.
Mat.10.14. Y si alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies.
Mat.10.15. De cierto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra, que para aquella ciudad.
Mat.10.16. He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas.
Mat.10.17. Y guardaos de los hombres, porque os entregarán a los concilios, y en sus sinagogas os azotarán;
Mat.10.18. y aun ante gobernadores y reyes seréis llevados por causa de mí, para testimonio a ellos y a los gentiles.
Mat.10.19. Mas cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo o qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado lo que habéis de hablar.
Mat.10.20. Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros.
Mat.10.21. El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra los padres, y los harán morir.
Mat.10.22. Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.
Mat.10.23. Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo de Hombre.
Mat.10.24. El discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor.
Mat.10.25. Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de familia llamaron Beelzeb, ¿cuánto más a los de su casa?

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Jesús y Nicodemo



Para leer el texto bíblico:

Jua.3.1. Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos.
Jua.3.2. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.
Jua.3.3. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
Jua.3.4. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?
Jua.3.5. Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
Jua.3.6. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu [la misma palabra griega significa tanto “viento”, como “espíritu”], espíritu es.
Jua.3.7. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.
Jua.3.8. El viento [la misma palabra griega significa tanto “viento”, como “espíritu”] sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.
Jua.3.9. Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto?
Jua.3.10. Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?
Jua.3.11. De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio.
Jua.3.12. Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?
Jua.3.13. Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo.
Jua.3.14. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,
Jua.3.15. para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Jua.3.16. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Jua.3.17. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.
Jua.3.18. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
Jua.3.19. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
Jua.3.20. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.
Jua.3.21. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.

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Jesús sana a un leproso



Para leer el texto bíblico:

Mat.7.13. Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella;
Mat.7.14. porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
Mat.7.15. Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.
Mat.7.16. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?
Mat.7.17. Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos.
Mat.7.18. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos.
Mat.7.19. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego.
Mat.7.20. Así que, por sus frutos los conoceréis.
Mat.7.21. No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Mat.7.22. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?
Mat.7.23. Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
Mat.8.1. Cuando descendió Jesús del monte, le seguía mucha gente.
Mat.8.2. Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.
Mat.8.3. Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció.
Mat.8.4. Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas a nadie; sino ve, muéstrate al sacerdote, y presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para testimonio a ellos.

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viernes, 1 de octubre de 2010

El ministerio de Jesús

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La mujer adúltera



Para leer el texto bíblico:

Jua.8.2. Y por la mañana volvió al templo, y todo el pueblo vino a él; y sentado él, les enseñaba.
Jua.8.3. Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio,
Jua.8.4. le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio.
Jua.8.5. Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices?
Jua.8.6. Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo.
Jua.8.7. Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.
Jua.8.8. E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra.
Jua.8.9. Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio.
Jua.8.10. Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?
Jua.8.11. Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.

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