miércoles, 15 de septiembre de 2010

La sal de la tierra



Para leer el texto bíblico:

Mat.5.13. Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.
Mat.5.14. Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.
Mat.5.15. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.
Mat.5.16. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que están los cielos.
Mat.5.17. No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.
Mat.5.18. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.
Mat.5.19. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.
Mat.5.20. Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
Mat.5.21. Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio.
Mat.5.22. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.
Mat.5.23. Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti,
Mat.5.24. deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.
Mat.5.25. Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel.
Mat.5.26. De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante.
Mat.5.27. Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio.
Mat.5.28. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.
Mat.5.29. Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.
Mat.5.30. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.
Mat.5.31. También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, déle carta de divorcio.
Mat.5.32. Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio.
Mat.5.33. Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos.
Mat.5.34. Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios;
Mat.5.35. ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey.
Mat.5.36. Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello.
Mat.5.37. Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.
Mat.5.38. Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente.
Mat.5.39. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra;
Mat.5.40. y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa;
Mat.5.41. y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos.
Mat.5.42. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses.
Mat.5.43. Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.
Mat.5.44. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;
Mat.5.45. para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.
Mat.5.46. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?
Mat.5.47. Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?
Mat.5.48. Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.
Mat.6.1. Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.
Mat.6.2. Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.
Mat.6.3. Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha,
Mat.6.4. para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
Mat.6.5. Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.
Mat.6.6. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
Mat.6.7. Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.
Mat.6.8. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.
Mat.6.9. Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.
Mat.6.10. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
Mat.6.11. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
Mat.6.12. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.
Mat.6.13. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.
Mat.6.14. Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial;
Mat.6.15. mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.

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